Como la novela: Crónica de una Muerte Anunciada hemos sido espectadores de la complicidad en el lento y penoso asesinato del Casco Antiguo y su estatus de Patrimonio de la Humanidad. Desde los inicio, con el empuje sin control por ejecutar un proyecto (CC3) hasta la sistematizada destrucción del orden vial y su infraestructura con la bandera de “Mejoras al Casco Antiguo”.
La verdad es que no eran urgentes estas mejoras, se podían haber programado y ejecutado de la manera menos invasiva posible. Pero como la intención de las mismas era desastibilizar el Casco Antiguo desde su economia, sus servicios y su infra-estructura para quitarle valor al mismo y asi justificar el mega proyecto sin importar a quien se perjudicara en el medio; se siguió adelante con el proyecto.
Asi vemos caer a las primeras victimas, los pequeños empresarios que con escasos recursos y endeudados con prestamos bancarios, terminan llevando sus negocios a otro lado o cerrándolos del todo por haberse convertido en pesadillas sus sueños en el Casco Antiguo. Como no era suficiente, la interrupción constante de los servicios básicos (agua, luz, gas) a residentes de todos los estratos es otra estocada que perjudica la tan delicada calidad de vida dentro del Casco Antiguo.
Y no solo los residentes se ven afectados, los mismos empleados del gobierno, tanto como policías y funcionarios del área se ven obligados a laborar en condiciones deplorables, a veces sin agua, a veces sin luz. Y ni hablar de la maravillosa idea de hacer que estos funcionarios se estacionaran en los estacionamientos de Amador y la Cinta Costera para luego tomar un bus (que solo funcionó efectivamente unos meses) para así llegar a sus trabajos. Hoy en día la mayoría regresó a las calles del Casco Antiguo y arriesgan sus vehículos diariamente a ser chocados o multados en las veredas aún disponibles del mismo.
Pero la última estocada de este complot por destruir el Casco Antiguo ha sido una de las más fuertes que hemos recibido. Ya que la incomidad de la falta de servicios y el tranque diario, junto con la falta de estacionamientos, es algo que el elástico y paciente panameño esta acostumbrado a soportar. Y no me refiero a la desinformación que desde San Petersburgo, los funcionarios públicos emiten al presidente diciendo que la UNESCO ha aprobado la Cinta Costera 3, sino a una estocada más tángible:
Como el látigo de un tirano se extiende desde plaza Herrera hasta las Ruinas de la Compañia de Jesús esta enorme tubería que no solo colapsa más la circulación de todas estas calles (desde Calle 9na hasta Calle 7ta) sino que luego perfora como una apuñalada el antiguo adoquinado y con brocas masiva sigue perforando su paso hacia el sur.
La película de terror Tremors se queda corta al lado de la huella de destrucción que va dejando esta tubería serpenteando por debajo de las antiguas calles. Ya en calle 5ta se ven las esquinas de ambos edificios al lado y lado de la calle, hundirse peligrosamente y las aceras levantarse al paso del monstruo subterráneo. Y obviamente las palas mecánicas y camiones transitando no ayudan mucho.
Aqui se aprecia la esquina del edificio de Canal House sediendo al terreno y no solo a nivel de acera, sino tambien los dinteles del mismo ya presentan rajaduras.
Sin embargo la esquina contraria, una propiedad restaurada, muestra signos mayores de asentamiento diferencial en toda su esquina. Rajaduras, aceras hundidas y material desprendido.
En calle 4ta, el daño se agraba. Agua potable saliendo por dentre los adoquines y nuevamente dos edificios con signos de asentamientos diferencial y las aceras levantadas.
La huella de destrucción sigue por toda la acera desde calle 4ta hasta calle 3era y al igual este edificio presenta rajaduras en sus dinteles.
Y para colmo, los camiones llenos de tierra que han estado rellenando la costa para hacer el arranque del viaducto de la CC3, en su pobre trabajo de cargar el material han saturado la mayoría de los deshagues pluviales en la avenida “A”.
Y como noticia de última hora me acaban de informar que han cerrado por completo la Avenida “A” por miedo a un colapso inminente de las propiedades y la calle. Dios nos ampare a todos y al Casco Antiguo.